¿No les ha pasado que conforme pasa el tiempo… días, semanas y meses van acumulando desorden por aquí y por allá? Una mesa, una gaveta, una silla 🪑 se convierten en lugar de acumulación de objetos… me ha pasado múltiples veces y luego solo a raíz de un firme propósito y trabajo de hormiga, logro deshacerme de los “focos de desorden” como decía mi mamá.

El orden es “tener un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar, un tiempo para cada cosas y realizar cada cosa en su tiempo” hacer cosas fuera de momento es desordenado, lo mismo que colocar algo en donde no le corresponde. Necesitamos orden en los pensamientos, los afectos, las actividades y los objetos. Muchas veces el desorden es producto de la acumulación (y la acumulación siempre es innecesaria). Mientras más posesiones tenemos, más tendremos que ordenar.
Me ha funcionado últimamente empezar a ordenar por áreas: hoy el recibidor, mañana la bufetera, pasado mañana está gaveta, el día después un entrepaño. Y así poco a poco he recuperado la paz mental, porque seamos sinceros: el desorden tarde o temprano asfixia. Para no tener que estar ordenando hay que evitar desordenar, pero a algunos nos cuesta esto más que a otros.
Con los niños he logrado recoger a diario “el piso no es el lugar de la ropa, ni de los juguetes a menos que los estén usando”; “los zapatos van en los pies o en la zapatera”; “cada quien recoge 10 cosas y después otras 10”; “sino sé dónde guardarlo lo puedo regalar”. Son frases que utilizo todo el tiempo con mis hijos. Se enojan porque “ordenar es cansado”, entonces uso el orden como un pase de tren: “cuarto ordenado, si quieren ver tele después de bañarse”, “ropa sucia en su lugar quien quiera su cuento antes de dormir”, “Fulanita recoge libros y Sutanita los zapatos”, “yo pongo los vestido en las serchas y ustedes los cuelgan”. Espero que algún día quieran ordenar por ellos mismos, mientras ese día llega 🤷🏻♀️ quiero estar a la par, luchando junto a su lado para que no se vuelva un problema.
Algunas personas por naturaleza son más ordenadas , pero la mayoría, necesitamos convertirnos en personas ordenadas. Entonces nos podemos apoyar en nuestras fortalezas, el optimismo: “mañana si lo logro”; la alegría: cantar y bailar mientras ordenamos: la fortaleza: no parar hasta terminar determinada área.
Considero que es muy importante deshacernos de todo aquello que no logramos manejar. El método de Marie Kondo que consiste en sacar todo lo que tenemos del mismo tipo (ropa, miscelánea, cosas de cocina, etc.) funciona para ver qué es lo que realmente utilizamos y qué cosas sólo tenemos guardadas, pero sin sentido. Entonces podemos ir buscando tips y decirle adiós a todo aquello que en lugar de sumar, resta.
Las virtudes dejan de construirse el día que morimos y en este aspecto todos podemos mejorar. Darle su lugar primero a las personas (Dios, familia, amigos, trabajo, etc.) y luego a las cosas, recordando que la virtud está en el justo medio: si por tener ordenado el hogar vamos a romper las relaciones sanas con los demás, algo no está bien.






La educación es como la jardinería, cada día importa. Ni mucho que queme al santo ni tan poco no lo alumbre.

