“Descansar no es no hacer nada, es cambiar de actividad”. A San Josemaría Escrivá le gustaba decir esto y siempre sirve a propósito de las vacaciones: es importante aprender a aprovechar el tiempo.

Nunca había esperado con tantas ansias este parón de medio año. Tenía varios planes que ya no se concretaron y gracias a Dios he pasado muchas horas en mi casa. Ha sido un año bastante ajetreado entre las tareas, las clases extracurriculares, el manejo de la casa y el trabajo, entre otras cosas.
He notado que a muchas personas las vacaciones de los niños les generan nerviosismo, por diversas y comprensibles razones: no tienen quien los vea mientras están trabajando fuera de casa; no les gusta que loa niños estén sin hacer nada; los niños se aburren o comen y pelean todo el día…



Lo bueno es que existen opciones para todos los gustos; algunas familias mandan a los niños a cursos o campamentos; en otras los papás hacen “homeoffice” o piden ayuda a familiares y en algunas los niños se quedan en casa. Como soy una mamá que lleva y trae niños al colegio, el simple hecho de no tener que sacarlos a un horario fijo de la casa ya me libera 😅. Quedarme en mi casa con los niños es lo que más me funciona y descansa. Además tengo que aprovechar que no tengo que ir a trabajar yo tampoco…
Como los niños son de lo más normal que hay: se pelean, andan esperando la hora de refaccionar y procastinan bañarse. Mentalmente me preparo con una rutina flexible en la cabeza: se van a bañar a la hora que quieran (pero se van a bañar), van a ver un rato tele (1 a 1.5 h, después de bañarse 🤣), van a jugar solos y/o acompañados toooodo lo que quieran, pueden oír música y bailar según les plazcan; puedo jugar, leer o interactuar con ellos en la medida que me lo permitan como grupo (según siestas y conducta, porque a veces me toca separarlos). Tengo mis cosas que hacer, entonces las adapto a sus horarios y actividades (aquí me toca ser paciente pues no voy del todo a mi ritmo).
Hemos logrado muchas cosas que durante la rutina diaria el horario no permite: tiempo uno a uno; cocinar algo sencillo, jugar Life, ordenar áreas de la casa, salir a celebrar a un cumpleañero, leer juntos, llevar a las niñas al supermercado, jugar Nintendo…
Me ha impactado que unos días puedan pasar tres horas jugando Legos; que aguanten hasta terminar un juego de mesa largo (aunque no todoss), que escuchen la misma canción sin parar. Los he visto negociar, darse a entender, borrar prejuicios ser un equipo. He sufrido la tirazón de cosas en el piso, pero he gozado verlos JUGAR, los niños muchas veces no saben hacerlo, porque no tienen tiempo. He escuchado un par de veces que están aburrido/a/os/as, pero no les ha durado ni cinco minutos…
Me di cuenta con un juego de mesa que: una siempre va a escoger tener un nuevo amigo y subirlo al carro, otra siempre escoge hacer dinero y cobrar, que a otro no le gusta pagar (ni por ir de vacaciones) y otro tira todo. 😅😅😅… me fascina ver que se anden buscando, pero que también procuran tener su espacio, por ratos. Estas vacaciones han sido de gran crecimiento en cuanto a relaciones, afectividad y destrezas. Al no estar corriendo pueden tardsr todo el tiempo que necesiten para perfeccionar lo que se espera de ellos.
Espero que sus vacaciones estén siendo una gozada, sino es así por una u otra razón; siempre es posible cambiar el chip (de actividades, expectativas, compromisos).

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