Temida palabra para algunos, cuando la oigo pienso en unos niños puestos en “reposo” sobre un escritorio, allá por los años 90. O unas calmadas aguas. O alguien enfermo de algo. No me identifico con el reposo, pero me mandaron a calmarme un poco… para que Pedro Antonio esté en la panza lo más que se pueda.
El reposo suena a gravedad y yo no estoy mala de nada 🤪. ¿Entonces? Pues… me tocó. Y heme aquí con insomnio porque no hice la actividad que siempre hago y encima pase mucho tiempo en la cama.
Y eso me hace pensar sobre las personas que están en un hospital, solas, aburridas y sintiéndose fatal por una cosa u otra. Y entonces las quiero acompañar con I reposo. Ofreciendo estarme quieta para que se alivien sus dolores, rezando más para que salgan pronto del hospital, aprovechando el tiempo que puedo ocupar haciendo reposo: leyendo, preparando tareas, clasificando cosas que he acumulado y que alguien en mi casa puede acercarme a la cama para que revise. Después de un tiempo el reposo tal vez se vuelva mi amigo. Mientras tanto, aprovecho el poquito de insomnio.
