Hace algunos años llamé a mi abuelita para desearle feliz día de los abuelitos y me contestó “gracias mija, ya no saben ni que inventar”. Me dio mucha risa. No sé desde cuando el día de San Joaquín y Santa Ana se celebra el 26 de julio, pero de niña no recuerdo que celebrararamos el día de los abuelos. Durante los últimos años los colegios aprovechan para festejarlos y los abuelitos felices participan de la celebración.

Los abuelitos son personas importantísimas en la vida de los nietos. Algunos los cuidan a diario, otros en ocasiones especiales y otros no los cuidan, pero se les visita. Cuando nací tenía cuatro abuelos. Los paternos vivían cerca de mi casa y los matemos vivían en Nueva York.
Mi abuelita paterna falleció cuando yo tenía tres años, mi recuerdo de ella es dándome gelatina roja en su casa. Sé muchos dichos que decía por mi mamá y conozco historias de ella por mi papá. A mi abuelito paterno lo visitábamos y nos recibía en “la oficina”. Le gustaba jugar Damas y fumar. Padecía de dolor de rodilla porque su cartílago se había consumido y el día que murió además de acompañarlo en su paso de la vida a la muerte tuve la oportunidad de almorzar con él.
Mi abuelo materno tenía una personalidad fantástica, una risa franca y fue a todos los actos, obras de teatro y presentaciones del colegio que pudo. Me acompañó a hacer compras más de alguna vez y mi abuelita siempre lo instaba a invitarnos a comer. Recuerdo una vez que mi hermana y yo andábamos con él y mi abuelita cambiando las llantas de su carro y almorzamos en Pecos Bill. Mi abuelita materna nos invitó con mi hermana a su casa durante un mes y todos los días nos llevó de paseo. Con ella es con quien más he compartido y a la fecha es un gusto andar con ella.

Mis hijos y sobrinos tienen cuatro excelentes abuelitos jóvenes a los que aman con locura. Todos sacaron el curso de “Abuelos activos de ICEF” y siempre le han hecho honor al nombre (aun antes de haberlo tomado 😅). Son una bendición en sus vidas y en las nuestras, están presentes en momentos comunes y momentos importantes. Con los abuelitos han visto películas distintas a la que ven en casa, escuchan otra música, han ido a cumpleaños, han hecho casita en la sala y salido a pasear.


Los abuelitos aprecian cualidades que a veces no hemos notado los papás e ignoran defectos que nos enloquecen. Ser abuelos es un premio a la paternidad interminable. Los abuelos y los nietos se inyectan vida e ilusión unos a otros. Fomentar la relación abuelitos-nietos es un regalo invaluable para toda la familia. Aunque en algunas cosas no se esté de acuerdo con el proceder de los abuelos, los papás debemos fomentar la relación, hablar sin hubiera algo que nos molesta y dejar pasar las cosas de abuelito que no dañan al niño ni la relación con los papás. La relación de abuelo a nieto ocurre en un contexto muchísimo más relajado que el de la paternidad y por eso se ven las cosas de otro modo.
Agradezco a Dios por mis abuelos y los abuelos de mis hijos y le pido que nos los conserve por muchos años más. Que bueno que se inventaron el día de los abuelos, para tener una excusa para festejarlos y compartir con ustedes por todo el cariño que nos dan. ¡Feliz día de los abuelitos!