No lo había visto antes, probablemente no lo vuelva a ver… pero confieso que me impactó, porque dos segundos bastaron para verle vulnerable, expuesto a todo e indefenso como un bebé, que hace no más de veinte años tuvo una carita preciosa y lo más probable es que sus cuidadores primarios no hayan tenido compasión de él. Tal vez su madre era también indigente o una jovencita sola o una mujer abusada en pasado o presente, no lo sé, por eso sería imposible juzgarla… porque seguramente llevaba un dolor profundo, que le haya llevado a permitir que tan precioso ser, cayera en la desgracia.
Estamos acostumbrados a que en algunos semáforos de la ciudad, mujeres y niños, ancianos y algunos hombres de mediana edad pidan dinero. Algunos más bien lo exigen. Algunas veces reciben con agradecimiento comida, otras se molestan porque no les bajamos el vidrio. Sabemos que el país dista mucho de ser seguro y tememos que nos asalten (algunos somos más miedosos que otros).
Hoy andaba por un lugar que no es mi ruta… fuimos a dar a una callecita que saca a la avenida Bolívar, entonces fue cuando le encontramos: llevaba un trapo amarillo y hacía como que iba a limpiar el vidrio, esperaba alguna señal y comenzaba a pedir en tono exigente “una ayuda” a uno y otro carro. No vi que nadie le respondiera con una acción… pedía que no se nos fuera a acercar… de repente se cambió de fila y se dirigió hacia nosotros, Rubén le sacó unas galletas, las tomó y salió corriendo a la avenida porque el semáforo iba a ponerse en verde… sus ojos gritaban ¡auxilio! Es un muchachito… de facciones finas y ojos claros… fue entonces cuando lo vi como a un bebé al que nadie fue capaz de cuidar.
La vida lo hizo tosco… probablemente duerma en las calles, ¿dónde pasará hoy la noche?, ¿qué hace con el poco dinero que logra recaudar?, ¿a qué peligros de enfrenta cada día?, ¿quiénes son sus enemigos? Lo más probable es que alguna droga… pegamento o solvente… u alguna otra cosa… sus ojos lo delatan… ¿de qué recuerdos se está escondiendo?
Es sumamente triste que tengamos que hacernos este tipo de preguntas… porque nadie debiera pasar por lo que este joven ha pasado. En un mundo ideal todos tendríamos vidas dignas, una linda familia, trabajo y tres comidas al día. ¿Qué podemos hacer para que la situación mejore? Invertir en educación para todos; , promover la familia y los valores que la hacen posible (vida, castidad, responsabilidad, respeto); ayudar a familias necesitadas según nuestras posibilidades; no cansarnos de pedir a Dios que nos muestre cómo podemos ayudar a estos hijos suyos que viven en la miseria.
Es difícil ver el dolor, pero es necesario para despertar… tenemos que ser más agradecidos, tenemos que ser más generosos, tenemos que salir de nuestra zona de comodidad, pensar y actuar para que Guatemala realmente pueda remontar su vuelo.